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If you’re visiting Spain for the first time, be warned: this is a country that fast becomes an addiction. It is a magnet for travelers all over the world. The Spanish way of life is irresistible! It’s impossible not to warm to a culture where food, wine, family and friends take priority over almost everything else. Before you know it, you’ll find yourself hooked by something quite different… the wild celebration of some local fiesta, perhaps, or the otherworldly architecture of Barcelona. Even in the best-known places to visit, from Madrid to the coasts, from the high Pyrenees to the Moorish cities of the south. There are genuinely surprising attractions at every turn, whether it’s hip restaurants in the Basque country, the wild landscapes of the central plains, or cutting-edge galleries in the industrial north. Soon, you’ll notice that there is not just one Spain but many.
  • Más de una decena de torres presiden el casco antiguo de Cáceres, delimitado por murallas de época árabe. Calles empedradas jalonadas de casas-fortaleza medievales y palacios renacentistas componen las estampas más bellas de esta ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad.

    Su historia se halla estrechamente vinculada a una de las rutas históricas peninsulares: la Vía de la Plata, calzada romana que unía Sevilla y Astorga, y que fue utilizada por los peregrinos que se dirigían a Santiago de Compostela. Los derivados del cerdo y las recetas de origen pastoril son el fundamento de la rica tradición culinaria de la zona, platos que siempre deberán ir acompañados por los excelentes vinos cacereños.

    La ciudad de Cáceres fue fundada por los romanos en el 34 a. C. con el nombre de Norba Caesarina. No fue, sin embargo, hasta la llegada de los árabes (s. XII) cuando la ciudad experimentaría una época de esplendor. Un siglo después, la ciudad pasaría a manos cristianas tras ser reconquistada por el rey Alfonso IX de León. En el siglo XV, la reina Isabel la Católica puso fin a las continuas luchas de poder entre nobles ordenando el desmoche de las torres de sus casas-fortaleza. Comenzó, a partir de entonces, una época de bonanza económica para la ciudad, favorecida principalmente por su activo papel en el descubrimiento de América. El recinto amurallado de Cáceres, almohade en su mayor parte, conserva todavía abundantes torres defensivas medievales como la de Bujaco, la de Yerba y la del Horno, construidas en el siglo XII.

  • Situada a orillas del río Guadiana, a tan sólo seis kilómetros de Portugal, la capital de la provincia más extensa de España ha estado siempre marcada por este carácter fronterizo. Un recorrido por su casco histórico nos descubrirá unas murallas de origen árabe, interesantes monumentos y pintorescas calles y soportales. Badajoz es, además, un buen punto de partida para acercarnos a la Tierra de Barros, Mérida y el Parque Natural de Cornalvo. Todos ellos, lugares en los que podemos degustar la cocina extremeña.

    La primitiva ciudadela de Civitas Pacis ya era conocida en tiempos de los romanos, pero fueron los musulmanes quienes le dieron su nombre actual al llamarla Batalyoz (siglo VIII). La ciudad adquirió gran importancia política y militar al convertirse en uno de los reinos Taifas que surgieron en la Península tras la caída en el siglo XI del Califato de Córdoba (poder musulmán que gobernaba los territorios ocupados). Reconquistada en el siglo XIII por los reyes cristianos, acentuó su carácter guerrero debido a su situación en la llamada “raya”, el límite entre España y Portugal.

    Pasado árabe La necesidad histórica de defenderse se deja ver en su ubicación estratégica, a orillas del Guadiana y sobre el cerro de la Muela, y en un sistema amurallado formado por murallas, puertas y baluartes. Dominando este entramado defensivo se encuentra la Alcazaba, declarada Monumento Histórico-Artístico. Sus muros almohades enmarcan a unos bellos jardines y al palacio de los Duques de la Roca, que alberga el Museo Arqueológico Provincial. Aquí encontraremos más de 15.000 piezas halladas en los numerosos yacimientos arqueológicos de la provincia.

  • Situada en plena Vía de la Plata, Mérida es heredera de un esplendoroso pasado romano. Su Teatro, su Anfiteatro o su templo dedicado a la diosa Diana hacen de la antigua capital de la Lusitania romana uno de los conjuntos arqueológicos mejor conservados de España, lo que le permite contar con la declaración de Patrimonio de la Humanidad.

    Este inmenso legado romano queda recogido en el Museo Nacional de Arte Romano, donde se puede conocer el pasado de la ciudad a través de una valiosa colección de objetos procedentes de Mérida y su comarca.

    La capital extremeña goza de un calendario plagado de interesantes eventos culturales, entre los que destaca cada verano el Festival de Teatro Clásico de Mérida, uno de los más importantes de los que se organizan en España.

    La historia de Mérida está íntimamente ligada a la expansión romana por la Península Ibérica. Su fundación como urbe tendría lugar en el año 25 a. C. bajo el mandato del emperador Augusto, de quien tomaría su primer nombre, Emérita Augusta.

    La huella romana

    El esplendoroso pasado de la capital emeritense se manifiesta hoy en uno de los conjuntos monumentales y arqueológicos mejor conservados de España.

    Así, la huella romana sigue presente casi en cada rincón de la ciudad, siendo el Teatro Romano una de las construcciones más emblemáticas. Erigido en el siglo I a. C., poseía un aforo con capacidad para 6.000 espectadores. Mientras, la escena teatral se encuentra presidida por dos filas de columnas superpuestas y ornamentada con esculturas de divinidades y personajes imperiales. Junto a él se levanta el Anfiteatro, escenario en el que se celebraban luchas de gladiadores y fieras. Esta construcción, contemporánea de la anterior, conserva algunos de sus elementos originales, tales como las gradas, los palcos y las tribunas.