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If you’re visiting Spain for the first time, be warned: this is a country that fast becomes an addiction. It is a magnet for travelers all over the world. The Spanish way of life is irresistible! It’s impossible not to warm to a culture where food, wine, family and friends take priority over almost everything else. Before you know it, you’ll find yourself hooked by something quite different… the wild celebration of some local fiesta, perhaps, or the otherworldly architecture of Barcelona. Even in the best-known places to visit, from Madrid to the coasts, from the high Pyrenees to the Moorish cities of the south. There are genuinely surprising attractions at every turn, whether it’s hip restaurants in the Basque country, the wild landscapes of the central plains, or cutting-edge galleries in the industrial north. Soon, you’ll notice that there is not just one Spain but many.
  • Situada frente al Océano Atlántico, A Coruña es una ciudad cuya historia guarda un estrecho vínculo con su antiguo puerto pesquero y mercantil. La península en la que se asienta la Ciudad Vieja alberga, además de la Torre de Hércules, uno de los símbolos de la ciudad, un interesante conjunto románico de calles, plazas e iglesias medievales.

    El Aquarium Finisterrae, el Domus y el Museo de las Ciencias son algunos de los espacios que muestran la cara más moderna y lúdica de la capital coruñesa, que ofrece una de sus estampas más bellas en las amplias playas de Riazor y Orzán. Todo ello se completa con una gastronomía reconocida en todo el país, marcada por la excelencia de sus productos del mar y las carnes procedentes del interior de la provincia

    Aunque el origen de A Coruña podría estar en un antiguo asentamiento celta, la historia de la ciudad comenzaría a cobrar relevancia ya en época romana, cuando el puerto coruñés se convirtió en un paso clave en las rutas de navegación. Testigo de la época es la Torre de Hércules, el único faro romano en funcionamiento y auténtico emblema de la ciudad. Actualmente declarado Monumento Nacional, fue construido a comienzos del siglo II bajo el mandato del emperador Trajano. Numerosas remodelaciones se han sucedido a lo largo de su historia, la última de ellas en 1791, cuando Carlos III mandó al arquitecto Giannini la restauración y el revestimiento del torreón.

    Desde siempre, el puerto ha sido escenario de algunos de los más importantes acontecimientos históricos de la urbe, como la derrota en 1589 del corsario inglés Francis Drake gracias a la resistencia de los coruñeses encabezados por la heroína María Pita.

    La gastronomía coruñesa reúne lo mejor de la costa y del interior. De la costa proceden excelentes mariscos: nécoras, percebes, centollos, cigalas, etc. También se elaboran suculentas recetas a base de pescado, como la caldeirada de rape (guiso), la merluza a la gallega (con cebolla, ajo y zanahoria) o el lenguado a la plancha. La empanada sirve como transición al interior, ya que puede elaborarse tanto con pescado y marisco, como con carne. En cuanto a las carnes, la de cerdo se utiliza para elaborar el afamado lacón con grelos, mientras que la ternera gallega se encuentra protegida con Denominación de Origen. Cualquiera de los magníficos vinos gallegos que cuentan con Denominación de Origen (Monterrei, Ribeira Sacra, Ribeiro, Rías Baixas y Valdeorras) puede servir como acompañamiento para estos platos. Y de postre, la famosa tarta de Santiago (con almendras, azúcar y harina).

     

     

  • Asentada sobre un cerro a orillas del río Miño, la ciudad de Lugo conserva importantes huellas de su pasado romano, entre ellas su muralla milenaria, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Intramuros, la ciudad conserva tranquillas calles peatonales, amplias plazas y espacios ajardinados, donde sobresalen edificios como la Catedral, el Palacio Arzobispal y el Ayuntamiento. Pero su casco antiguo cobija también algunos de los mejores restaurantes de Galicia, en los que es posible saborear las excelentes carnes y pescados frescos que han dado una reconocida fama a la gastronomía lucense.

    Lugo, enclavada en el interior de la provincia a orillas del río Miño, es la capital de provincia gallega en la que la civilización romana dejó una huella más importante. El máximo exponente del legado romano en la ciudad es su muralla. Construida en el siglo III d. C. y principios del siglo IV en la que entonces se denominaba Lucus Augusti, esta construcción pétrea ha conseguido sobrevivir al paso de los siglos y continúa siendo el elemento arquitectónico que define de manera decisiva el aspecto de la ciudad, marcando los límites del casco histórico y el ensanche. La singularidad de esta fortificación milenaria y su buen estado de conservación le han permitido convertirse en la única muralla romana declarada Patrimonio de la Humanidad.

    Una buena manera de conocer la urbe es, precisamente, subiendo a esta imponente construcción, de unos 10 metros de altura, y paseando por los 2.266 metros que posee su perímetro. Desde esta posición se puede admirar el casco histórico que se esconde intramuros.

    Cualquiera de las diez puertas de la muralla permite acceder a un entramado urbano de tranquilas calles peatonales flanqueadas por sobrios edificios de granito. Algunas de las más emblemáticas son la puerta del Carmen, o más conocida como Porta Miñá, tradicionalmente utilizada por los peregrinos que se dirigían hacia Santiago de Compostela; la puerta Nova, la de San Pedro o la de Santiago, construida en el siglo XVIII y que permite acceder directamente a la Catedral de Lugo.

    Las plazas de Santo Domingo y de España son dos puntos cardinales del centro. En ésta última se alza la magnífica fachada barroca del Ayuntamiento, que data de 1738, y la aneja torre del reloj, del XIX, si bien el primitivo edificio fue levantado por Pedro de Artiaga en el siglo XVI. Junto al consistorio, comparten protagonismo en esta plaza ajardinada los cafés más elegantes de la ciudad, así como suntuosas edificaciones, como el modernista Círculo de las Artes.

    Otra monumental construcción del casco antiguo lucense es la Catedral, templo románico-gótico que se comenzó a edificar en el s. XII y cuyas obras se prolongaron durante más de un siglo, a las que se suman posteriores remates de gran belleza como su fachada neoclásica, conocida como puerta de Santiago. La estructura conserva sus primitivas trazas románicas en el crucero central, la mayor parte de la nave principal, así como en los brazos. Al estilo gótico pertenecen elementos tales como la girola, la capilla Mayor y el pórtico norte, mientras que son barrocos la sacristía, el claustro o la capilla de la Virgen de los Ojos Grandes. Destaca en el interior el rico coro tallado en nogal, del siglo XVII, así como el retablo dedicado a la patrona de la ciudad, considerado una de las obras cumbre del barroco gallego.

  • A orillas del Miño se extiende la ciudad de Ourense, que mantiene su tradicional vínculo con el río a través de su puente romano. Encrucijada de caminos, la Ciudad Vieja conserva algunos de sus más importantes monumentos, de entre los que sobresale la Catedral.

    El río Miño, que atraviesa la ciudad en su curso medio, ha determinado la actual fisonomía de la capital orensana. Hace casi dos mil años, los romanos se instalaron en este territorio atraídos, entre otras razones, por sus aguas termales. El legado que mejor se conserva de aquella época es “a ponte vella” (el puente viejo), que conecta ambas orillas del Miño y que se ha convertido en el símbolo de la ciudad. Del primitivo puente romano se conservan algunos sillares en la base del puente. Esta importante obra civil fue restaurada en los siglos XIII y XVII hasta obtener su apariencia actual, con arco apuntado y rampas.

    A lo largo de las calles que conforman la Ciudad Vieja se puede ir descubriendo el rico patrimonio que posee la capital orensana. La porticada plaza Mayor era el centro de la vida social y comercial de la ciudad, ya que se celebraban en ella mercados, fiestas y todo tipo de actos culturales y lúdicos. El edificio del Ayuntamiento preside este espacio. Su construcción data de finales del siglo XIX. Posee fachada clasicista con un balcón en su primera planta y soportales en sus bajos, rematada con un blasón y un reloj en la parte superior.

    Para conocer Ourense y a sus habitantes, lo mejor es visitar la ciudad en febrero, ya que la capital posee uno de los carnavales (aquí denominado Entroido) más peculiares de España. Se caracteriza por su colorido y por sus personajes típicos (peliqueiros), que enraízan en antiguas tradiciones de la provincia.

    En cualquier establecimiento del casco antiguo de la capital orensana es posible apreciar la excelente calidad de los vinos que se producen en toda la provincia y que, a su vez, se engloban dentro de cuatro Denominaciones de Origen: Ribeiro, Valdeorras, Ribeira Sacra y Monterrei. Cualquiera de ellos puede servir como acompañamiento de la consistente gastronomía orensana. Son platos típicos el pulpo, la carne “ó caldeiro” (ternera cocida con aceite, ajo y pimentón) o el cabrito asado. La empanada de anguilas es una especialidad de gran demanda durante la primavera. La repostería orensana tiene como emblemas el marrón glacé (postre elaborado con castañas) y las cañas pasteleras (pasteles rellenos de crema).

  • Pontevedra, ciudad de larga tradición marítima y mercantil, conserva uno de los cascos históricos más importantes y elegantes de Galicia. Junto a la ría pontevedresa, la antigua urbe extiende su entramado de calles y plazas que guarda importantes edificaciones civiles y religiosas.

    Desde que los romanos la bautizaran como Ad Duos Pontes, el mar ha marcado profundamente el carácter de Pontevedra a lo largo de los siglos en forma de astilleros, puerto pesquero y una intensa actividad comercial.

    En la confluencia del río Lérez con la ría de Pontevedra se desarrolló un núcleo amurallado de calles empedradas y recogidas plazuelas, algunas de ellas porticadas. En el centro del casco antiguo se sitúa la plaza de España, donde se levanta el Ayuntamiento, edificación ecléctica construida en el siglo XIX. Su fachada principal queda definida por sus cuatro pares de columnas, los frontones de las puertas, así como por el balcón y el reloj.

    Frente a él se extiende la alameda, un amplio paseo frente al cual se encuentran suntuosas edificaciones civiles como la Diputación, cuya fachada decimonónica contrasta con las ruinas medievales del convento de Santo Domingo (s. XIV), conjunto declarado Monumento Nacional. El enclave, una de las sedes del Museo Provincial, alberga elementos arquitectónicos de diversa procedencia, tales como capiteles románicos y góticos, laudas o sarcófagos.

    La arraigada tradición marinera de Pontevedra y de los puertos cercanos hace que su gastronomía esté dominada por la presencia de pescados y mariscos frescos. Son típicas las ostras y los mejillones, así como las empanadas de berberechos y de xoubas (sardinas). Otra opción pasa por degustar sus excelentes pescados de río, de los que sobresalen la trucha, el salmón y, sobre todo, la lamprea. Los vinos con Denominación de Origen Rías Baixas son el mejor acompañamiento para estas recetas.

    En la provincia de Pontevedra se encuentran dos de los espacios protegidos más importantes de Galicia. Uno de los más importantes es el Parque Nacional de las Islas Atlánticas, que engloba a las Islas Cíes, así como a las islas de Ons, Cortegada y Sálvora. Sus costas escarpadas y sus arenales son el hogar de miles de ejemplares de aves migratorias. La riqueza tanto de su fauna y flora como de sus fondos marinos completa un ecosistema de incalculable valor ecológico.